martes, 1 de enero de 2019

Acerca la pseudociencia del ámbito empresarial y la psicología cognitiva


Hoy vengo con un blog que creo que resultará más corto, es el sustento de la hipótesis de que la literatura frecuentemente escrita acerca de la grandeza y el cuasi-culto a la personalidad de los grandes empresarios y CEO nos dice más acerca de la psicología social y la maquinaria cognoscitiva de aquellos que los consumen que de verdaderos y reales hechos. Hemos de empezar con lo que se conoce como sesgo del resultado, este sesgo nos dice que las personas tienden a juzgar las decisiones hechas en el pasado utilizando como método para juzgar los resultados de dichas decisiones. Esto puede enmarcarse también en el conjunto de heurística del juicio debido a que se reemplaza una pregunta difícil “¿Fue esta decisión adecuada?” con “¿Esta decisión tuvo buenos resultados?” la cual es una pregunta muchísimo más fácil para responder (otro de las heurísticas del juicio puede verse con la defensa de la pena de muerte, se reemplaza la pregunta “¿Es la pena de muerte una sentencia ética, humanista, jurídicamente eficiente y útil a la sociedad?” con “¿Cuán indignado me siento respecto de los peores crímenes?”) estos problemas de la cognición del sistema automático de los hombres termina generando que muchos profesionales que se dedican a hacer predicciones y que tienen que ver con situaciones imprevisibles, el azar, etc. Desde médicos cirujanos a economistas y directores técnicos de fútbol sean criticados por soluciones que eran perfectamente plausibles en el momento en que se encontraban, en estudios de psicología se ha demostrado que las personas con los mismos datos que un gobierno deciden lo mismo que el mismo previo a una catástrofe mientras que personas con los datos del futuro tienden a juzgar más duramente al gobierno incluso cuando se les pide explícitamente que no tengan en cuenta sus resultados en una relación de 30% más que en el primer grupo (Kim A. Kamin y Jeffrey Rachlinski “Ex post =/= Ex ante: Determining liability in hindsight”, Law and human behavioir 19 (1995), pp 89-104. Jeffrey J. Rachlinski, “A positive psychologichal theory of judging in hindsight”, University of Chicago Law review 65 (1998), pp. 571-625.) También se han hallado sesgos retrospectivos respecto a las creencias donde se ha demostrado que a las personas que han cambiado de opinión les cuesta recordar e incluso reconocer creencias que tenían previamente (Richard E.  Nisbett “Telling more tan we can know: verbal reports on mental processes” psychologichal review 84 1.977) estos sesgos parecen justificar lo siguiente: en la literatura que lee la gente común respecto de los grandes corporativos generalmente tiende a dar una enorme predominancia a las aptitudes y capacidades del CEO para sostener su propia compañía con pequeñas dosis de suerte que, incluso cuando se le da importancia a la suerte, nunca llega a denostar la realidad de dichas cuestiones aleatorias de forma acorde a sus ciencias respectivas, según investigaciones y basándonos en los juicios de Daniel Kahneman y James H. Steiger si suponemos una gran cantidad de pares de empresas donde las empresas del par son similares pero el director de una es mejor que el de la otra apenas en un 60 por ciento de los casos esta correlación (que es de un .30 dependiente del empresario según los cálculos más optimistas, el resto de la correlación que falta para llegar al 1 son cuestiones independientes a él) daría la victoria a la empresa con  el mejor empresario, en cambio si se excluye la influencia de los empresarios la estadística nos dice que estarían en un 50% contra un 50% en lugar de 60 a  40. Obviamente en el mundo de las empresas y el dinero esta cifra no es despreciable pero nada se corresponde con los cultos a los omnipotentes magnates actuales en la literatura. Philo Rosenzweig, profesor de una escuela de negocios con sede en Suiza, demuestra en su libro “The Halo effect” (el efecto halo es el efecto cognoscitivo que hace que a una de las propiedades que consideremos positivas o negativas de una persona se las atribuyamos a todas las características y conductas de la misma) que los géneros literarios sobre empresarios se pueden dividir en dos: historias de ascensión (comunes) y caída (ocasionales) de individuos y compañías reales y análisis de las diferencias entre las empresas exitosas y las fracasadas. Él concluye que las historias de éxitos y fracasos exageran sistemáticamente la repercusión del estilo en la dirección y de las prácticas empresariales por lo que su mensaje raramente resulta útil. La conclusión de Kahneman es “Aunque supiéramos que un director es perfectamente es capaz de visiones acertadas y de una competencia extraordinaria, no podríamos predecir el comportamiento de la compañía con más exactitud que el resultado de lanzar una moneda al azar”. La literatura seudocientífica nuevamente nos dice más acerca de la psicología cognoscitiva de las personas que de la realidad por sí misma, de todas formas es relevante para nuestros experimentos el hecho de que las personas estén dispuestas a leerlas debido a que permite comprobarlas y ponerlas a prueba.

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